Pase mi vida entera en un invernadero,rodeado de flores de todo tipo.Allí crecían apacibles viviendo en amor, el tren de la vida se marchitaba y mas vida volvía a nacer,pero yo me sentía diferente, creía poder abrir los ojos mas que ellos, ese sol, incomprensible para mi,por encontrarse detrás de la orilla del mar y mas allá de la Tierra, me enviaba un mensaje superador,mi alma brillaba y florecía.Mi cuerpo carecía de sentido, el exterior era irrisorio,irreal. La artificialidad de lo que podía ver,oír, tocar, eran lineas trazadas en una hoja de papel inservible,era hora de analizar aquel infinito océano de una nueva forma.Tenía que experimentar, no era una flor mas,y mi yo iba mas allá,quizás ni siquiera se conectaba con la realidad. La falsedad me confundía,pero no iba a impedirme crear un mundo no irreal.
Ese sol que tenía una vida ilimitada a mi conciencia era la respuesta,estaba dentro mio desde mi nacimiento.Mis compañeros imaginarios eran así de imperfectos como yo, pero esa luz era perfecta. Para concebirla necesitaba que mi cuerpo y mi alma se separaran, alejaran. Y que mi alma diera todas las respuestas.
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